Entrevista a F. Pittman

Domingo, 16. Marzo 2014

ENTREVISTA A FRANK PITTMAN

 

Yalom:

Agradezco que haya encontrado un hueco en su apretada agenda durante la Conferencia de Psicoterapia (2000) para realizar esta entrevista.

Pittman:

Me encanta ser entrevistado.

Yalom:

¿Realmente? ¿Por qué?

Pittman:

Porque me gusta recibir mucha atención de la gente, especialmente de alguien que pueda preguntarme algo que nunca me han preguntado, y estimule algún pensamiento.

Yalom:

Me gusta estimular a la gente.

Pittman:

Fantástico.

 

¡Crece!

Yalom:

Su libro tiene un título en negrita. Se llama “¡Crece!” ¿Cómo se le ocurrió ese título?

Pittman:

Mi primer libro, “Momentos cruciales” , era sobre cómo tratar a familias en transiciones y crisis. El título original era “La mierda sucede” , y lo cambiaron.

Yalom:

¿Quien?

Pittman:

 

Pittman

Mi editor. Escribí otro libro, acerca de la infidelidad, titulado “Siendo infiel por ahí”, y cambiaron el título por “Mentiras privadas: Infidelidad y la traición de la intimidad”. Escribí un libro acerca de los hombres y la masculinidad, sobre padres e hijos y la búsqueda de la masculinidad. Y el título era “Bolas” . Lo cambiaron por “Suficiente hombre”. Así que pensé que podría escribir un libro llamado “¡Crece!” sobre la felicidad que obtienes al unirte al grupo de adultos, en vez de quedarse encasillado en el narcisismo de ser parte del grupo de los niños. Por eso lo llamé “¡Crece!” No pensé ni por un momento que mantendrían ese título, pero lo hicieron. Y entonces el día que el libro salió a la venta, el editor fue a la bancarrota. ¡Y no se ha vuelto a saber nada de él!

Yalom:

Entonces, ¿Deberían haber cambiado el título?

Pittman:

Quizá deberían haber cambiado el título. El libro funciona muy bien; pero el editor no. Vendieron los derechos del libro a la editorial St.Martin's Press, que funciona bastante bien.

Yalom:

¿Puede usted resumir la tesis de “¡Crece!” ?

Pittman

... tenemos una sociedad llena  de gente buena que queda estancada en la adolescencia.

 

La tesis es que la gente que se sienten como víctimas (la gente que se siente desamparada y que necesita a la otra gente) no van a ser tan felices como la gente que se ven  a si mismos como adultos competentes. Y tenemos una sociedad llena de gente buena que queda estancada en la adolescencia. Los niños  crecen viendo a los adultos quejarse porque ya no son niños. Por tanto, los niños luchan lo que haga falta para asegurarse de que ellos no tienen que hacerse adultos.

Yalom:

¿Qué quiere decir con “los  adultos no son niños" ?

Pittman:

La gente viste gorras de  béisbol, intentando parecer niños de 12 años, así que nadie esperará de ellos que sean adultos. Tenemos un mundo lleno de gente que está intentando hacer eso porque les aterroriza el paso a la edad adulta.

 

Estos adultos se están comportando como niños. Son infieles por ahí durante su matrimonio, ponen mala cara, rechazan hacer de padre de sus hijos y en lugar de eso se quejan a sus niños porque los niños no se están comportando mejor para la reputación del padre. Tenemos una sociedad en donde la edad adulta no es valorada. Y consecuentemente, nos encontramos con mucha gente infeliz. Mire, si usted se encuentra en el grupo de los niños, usted tiene dos opciones: usted puede declarar si usted va a ser un adulto o un niño. Usted está declarando que va a ser un niño cuando usted va culpando de sus elecciones en la vida a sus padres, cuando usted evita quedar atrapado en posiciones del adulto, en trabajos de adulto, profesiones de adulto, e intenta mantener la posición de niño. Usted está siendo un niño si usted intenta conseguir que todos le vean como un niño, vistiéndose como un niño. La gente viste gorras de  béisbol, intentando parecer niños de 12 años, así que nadie esperará de ellos que sean adultos. Tenemos un mundo lleno de gente que está intentando hacer eso porque les aterroriza el paso a la edad adulta. Y no se dan cuenta de que si se sintieran preparados para ser adultos, su capacidad de alcanzar la felicidad sería mucho mayor.

Yalom:

Me he fijado en que usa repetidamente y en negrita la palabra "feliz." De hecho, el subtítulo de su libro es “Cómo tomar responsabilidades puede hacerle un adulto feliz” . La gente no habla mucho sobre el hecho, o aún la posibilidad, de ser feliz.

Pittman:

Hay esta gran creencia que si usted no está consiguiendo todo lo que su corazón desea, usted será un desgraciado. Esto es una creencia peligrosa. El no ser bendecido con una vida que sea un estado constante de maravilla, se convierte en una emergencia psiquiátrica.

 

No hablan de ser felices. Hablan de que no están siendo felices. Hablan de que si no consiguen el deseo de su corazón, serán seguramente desgraciados. Si no están tan locamente enamorados -- de su trabajo, de su esposa, de su hijo -- realizaran sus responsabilidades automáticamente, sin la pasión abrumadora y, por tanto, serán seguramente desgraciados. Hay esta gran creencia que si usted no está consiguiendo todo lo que su corazón desea, usted será un desgraciado. Esto es una creencia peligrosa. El no ser bendecido con una vida que sea un estado constante de maravilla, se convierte en una emergencia psiquiátrica.Toda la gente de salud mental salta y dice, "Oh, Dios mío. Ellos no son felices. Llame el cuerpo de bomberos. Quizás esta gente no debería haberse casado. Lo sentimos por los seis hijos. Pero quizás no deberían haberse casado. Quizás tendríamos que hacer que se divorcien y puedan ser felices con el 2º, el 3º, el 4º, el 5º, o el 6º marido o esposa." Miro a esta gente que son desgraciados en sus matrimonios y en sus vidas, y pienso, yo tengo una responsabilidad hacia ellos, de hacerles ver que tienen la capacidad de llevarse a si mismos hacia la edad adulta. Tengo quizá una responsabilidad hacia las dos personas con las que esta gente se casaría si no aprendieran cómo estar casados de una vez.

Yalom:

Usted ha mencionado previamente su matrimonio como siendo una gran fuente de felicidad para usted.

Pittman:

Es una fuente grande de la realidad para mí. Algunos días es un poco irritante. Hay una maravillosa frase al final de la película “American Beauty” cuando Kevin Spacey ha sido disparado, está muriendo. Su esposa le ha estado fastidiando, no le soporta. Él está mirando las fotografías de su familia mientras que él muere. Él dice que está viniendo todo a él, como si todo le estuviera sucediendo al mismo tiempo. "Y del único modo que podemos sentirnos es agradecidos." Ahora, tener alguien que está dispuesto a tolerarle durante cuarenta años, le debe hacer sentir agradecido. Alguien puede tener un codo más bonito, puede contar chistes mejor o cocinar mejor o hacer carpintería mejor, o cualquier otra cosa. Pero eso parece tan poco importante comparado con tener a alguien para quien usted realmente importe. Alguien que le conozca.

James Dean

Yalom:

¿Cómo llego usted a la edad adulta? ¿Cuándo creció usted? ¿Y qué le ayudó a crecer?

Pittman:

Crecí en los años 50. En aquella época, la edad adulta era popular. Aspiramos a ella. Era la era pre-James Dean. Mire, en 1955, James Dean apareció. Elvis Presley apareció en el mismo año. Pero James Dean apareció en tres películas, en las cuales él se sentó y lloriqueó y sufrió porque su padre, o la figura paterna, no era suficiente cariñoso con él. Y entonces él se refugió en alguna mujer, tomando como un niño y no dando nada a cambio.

Yalom:

Para nosotros, los de la generación siguiente que intenta crecer, ¿Podría usted recordarnos cuáles son estas tres películas?

Pittman:

La primera era “Al este del Eden”, después “Rebelde sin causa” y “Gigante”. El argumento era el mismo en las tres. El chico que no podía crecer porque no había recibido la aprobación de su padre, e intentaba encontrar a la mujer que le cuidara. Éstos eran los chicos que Tom Brokaw llama "La mejor generación", de la generación que luchó en la Guerra Mundial II. Los hombres eran los héroes que salvaron el mundo. Todo lo que tuvieron que hacer fue arriesgar sus vidas. Se volvieron a casa para ser adorados por las mujeres, ser cuidados y recibir toda clase de privilegios. Solamente sus hijos no desearon ir a arriesgar sus vidas. No desearon correr el riesgo de morir.

Yalom:

¿Usted está hablando de Vietnam?

Pittman:

Bien, el mundo estaba cambiando antes de Vietnam. Recuerde, hubo Corea antes de Vietnam. El mundo cambió mucho entre el 45 y el 68. Se esperaba que los muchachos de esa generación crecieran para ser soldados. Y comenzaron a oponerse a ese esfuerzo. Comenzaron a rechazar. De muchas maneras esto era una cosa buena; de muchas otras maneras, era una cosa muy mala. Porque mientras teníamos una generación que produjo el cambio social, también teníamos una generación que era altamente resistente a la idea de crecer.

Yalom:

Es bueno si crecer no significa necesariamente ser soldados y salir a matar a la gente.

Pittman:

... el crecimiento significa que pese a que tus sentimientos son muy interesantes, no son la única cosa que está sucediendo en el universo hoy.

 

Pero el crecimiento significa que pese a que tus sentimientos son muy interesantes, no son la única cosa que está sucediendo en el universo hoy. Y si usted va a tener una pareja, hay responsabilidades. Si usted va a tener niños, hay responsabilidades. Y usted no puede realmente huir de esas responsabilidades y mantener su honor e integridad. Usted no puede huir de esas responsabilidades y realmente crecer de manera que usted este orgulloso de sus elecciones en la segunda mitad de su vida.

Yalom:

Le he oído decir que una cosa que le ayudó a crecer fue la época histórica en la que vivió. Se esperaba que creciera; no era realmente una opción. 

Pittman:

Nunca me dieron la opción. Fui a la universidad durante 4 años. No tuve la opción de ir 6 o 7 o 8 años porque yo quería vivir experiencias por mi mismo. Nadie en mi generación tuvo esa opción.  

Yalom:

Pero, ¿Qué le ayudó a usted personalmente a crecer? A crecer realmente, no a cubrir esos roles.

Pittman:

Cuando tenía 25 años, yo era doctor, marido y padre. Podría perfectamente haber querido irme a Tahiti y pintar. Pero eso no parecía una opción. Si no lo consideras una opción, no te pasas el resto de tu vida lloriqueando porque no lo has conseguido. Quiero decir, a cierta edad, yo quería unirme al circo. A otra edad, querría haber sido un cowboy. En la época en que pase a ser un adulto, en la época en que acabé la Universidad, parecía claro que había adquirido las habilidades  para ser adulto. Si me convierto en adulto tender toda esa serie de derechos y privilegios. Tendré honor e integridad, y seré respetado por todo tipo de gente. Habré muchas cosas positivas que me sucederán.   

¿Quién demonios es Frank Pittman para decirme a mi nada?

Yalom:

Entonces te hiciste psiquiatra y te diste cuenta de que muchos pacientes no han crecido. Ellos vienen a tu despacho, y algunos de ellos saben cosas sobre ti y cuales son tus valores. Me los imagino pensando: “¿Quién demonios es Frank Pittman para decirme a mi nada? ¿Para decirme que debería crecer?"

Pittman:

Que imbecil! ¿Cómo se atreve a decirme nada? Parece mi padre; parece mi madre; parece el director del colegio.  ¿Cómo puede alguien decirme lo que debo hacer? Quiero lo que quiero cuando yo quiero. Yo no voy a crecer y tu no me vas a obligar.

Yalom:

Entonces cualquier cosa que sepan de ti de antemano, en los primeros 5 minutos que abres tu boca, van a tener una idea clara de cuales son tus valores. 

Pittman:

La mayoría de mis pacientes han oído hablar de mi antes de venir a la consulta.

Yalom:

No creo en la neutralidad pura en la terapia, pero me parece que tu estas en el extremo opuesto de ese espectro. Si la gente captan tan claramente tus valores, ¿ Como afecta eso a tu trabajo con ellos?

Pittman:

Les estoy haciendo ver que tienen el poder de hacer cosas que ellos no sabían que podían hacer. Ellos no saben que pueden actuar en contra de sus emociones. Cuando se sienten enfadados, se comportan enfadados. Cuando se sienten tristes, actúan tristes.  Cuando están aburridos, se comportan aburridos. No se han dado cuenta de que si se comportan de manera distinta a como sienten, probablemente alcanzaran exactamente lo que están buscando.

Yalom:

¿Según Frank Pittman?

Pittman:

No tengo control sobre ellos. No puedo hacer que hagan lo que no quieren hacer. Solo les puedo hacer ver que elos pueden hacer cosas de una manera distinta a como las están haciendo.

Yalom:

El hecho de llevar a tu trabajo tus valores, tus puntos de vista, debe tener un gran impacto en la relación con tus clientes. Metes mucho de ti mismo.

Pittman:

Mucho de mi mismo esta por todo el despacho. Mi esposa entra en el despacho. Hasta hace poco mi hija estaba trabajando con nosotros.

Yalom:

¿Es psicóloga?  

Pittman:

Mis dos hijas lo son. Escribo con una de ellas y hago terapia con la otra. Pero cuando viene la gente entran totalmente en mi vida. Mucho más de lo que yo entro en la suya. Ellos están en mi espacio. Ellos están experimentando como yo pienso y como evalúo las cosas y tomo decisiones.

Yalom:

De nuevo, ¿Cómo afecta esos al tipo de terapia que haces?

Pittman:

Ellos pueden perfectamente decir  “No lo voy a hacer y no me vas a obligar."  Ellos son libres de no volver. Cuando les hago ver que no tienen que romper el contacto con sus familias, no tienen que dejar sus trabajos, no tienen que romper su matrimonio, no tienen que dar en adopción a sus hijos. Que ellos realmente podrían hacer algo diferente. A pesar de que están haciendo exactamente lo que están sintiendo, podrían hacer algo distinto que produciría otras consecuencias. Y entonces yo podría ofrecer una posibilidad o dos o diecisiete posibilidades de cómo hacer algo diferente. Ellos pueden pensar un montón de posibilidades por su cuenta. Muchas más de las que se me pueden ocurrir a mí. 

 

Mi contribución es mi optimismo en que ellos tienen el poder de hacer cosas de diferente manera a como les han enseñado a hacerlas. De manera distinta a como se han acostumbrado a hacerlas. Veo a gente violenta; veo a gente que son infieles; veo a gente que golpea a sus hijos todo el tiempo; veo a gente que va pasando de trabajo en trabajo buscando inconvenientes en todos ellos. Esa gente no debe hacer eso. Es perjudicial para ellos y yo puedo abrirles los ojos.

Las películas y el psicoterapeuta

Yalom:

¿Cómo les abres los ojos? ¿Qué haces?

Pittman:

Enviarlos a ver una película. Enviarlos a leer una novela. Las novelas y las películas son oportunidades de examinar a gente tomando decisiones. Sintiendo, pensando sobre ello, actuando de una manera u otra. Ellos tienen la oportunidad de pasar unas horas en la cabeza de otro, en la vida de otro. Les cuento historias. Les cuento historias de mi propia vida, les cuento historia de la vida de otros. Yo sigo con ellos el proceso de cómo toman las decisiones.  Solo porque esten enfadados con alguien no quiere decir que tenga que golpearle. Solo porque alguien les den un cerrojazo con el coche, ellos no tienen que dispararle. No tienen que hacer lo que les apetezca. Si ven a alguien que les pica, ellos no deben saltar. Si los niños se le echan encima, ellos no deben pegarles. Pero hay gente que no lo sabe eso.

Yalom:

Le deben encantar las películas.

Pittman:

Me encantan las películas. Me gustan mis mitos. Amo a  John Wayne, Katherine Hepburn, mitos de categoría. Tengo esta gran afición por las películas y creo que es porque crecí en la rural Georgia y Alabama y pensando que la felicidad estaba en algún otro sitio. Que tenía que haber cosas muy emocionantes en algún otro sitio. Hasta que no llegue a la edad adulta no aprecie lo que teníamos en esas pequeñas ciudades. Porque en esa época yo quería ir a la gran ciudad. Quería ir a Atlanta.  

No a la neutralidad

Yalom:

Puedo imaginarme que alguien podría pensar, "Frank Pittman está sermoneando, diciéndole a la gente que hacer," en vez de ayudar a la gente a explorar y llegar a sus propias soluciones. ¿Podrías describir en una imagen como ayudas a la gente a alcanzar esas decisiones?

Pittman:

Yo estaba viendo una cinta, que yo grabé hace unos diez años, entrevistando a una pareja. El hombre había sido infiel durante 20 años. Su mujer lo descubrió. Mientras hablaban sobre ello, el solo asumió que los otros hombres también hacían el tipo de cosas que el había hacho. Y el momento mágico fue cuando el dijo, "Debo haber sido el único hombre que sentía como yo me sentía."  Y dijo, "No, no.  Yo creo que todos nos sentimos igual. Yo creo que todos disfrutamos mirando. Pero te sientes mas seguro si sabes que no vas a hacer nada. ¿Qué crees que hacia todo el mundo?” El dijo, “Yo creía que todo el mundo hacia por ahí lo  mismo que yo”. Yo dije, "No. Alguna gente lo hacía y alguna gente no y generalmente las cosas les fueron mejor a los que no lo hacían."

 

Ahora, si eres honesto con tu pareja, tendrás este mágico momento de saber que hay alguien que te conoce, incluso a tus verrugas, quien te conoce a ti y a tu tontería, y as pesar de ello sigue contigo. Y no puede haber un sentimiento mas maravilloso en la vida que ese. Si alguien cree que eres perfecto y tu le has engañado para que piense eso, el hecho de que esa persona te quiera no vale nada. Porque no te conoce.

Yalom:

Si no te importa, me gustaría echar atrás y descubrir como te convertiste en el tipo activo, quizás moralístico, de terapeuta que eres.

Pittman:

Nunca fueron capaces de convencerme de que yo tenía que sentarme ahí como un muñeco y hacer como que no entendía nada de lo que ocurría a mi alrededor y no pensar sobre ello.

 

Bueno, desafortunadamente no fui entrenado muy bien como psiquiatra residente. Nunca fueron capaces de convencerme de que yo tenía que sentarme ahí como un muñeco y hacer como que no entendía nada de lo que ocurría a mi alrededor y no pensarsobre ello. Me involucre en trabajo con familias. Crecí en una familia donde todo, todas las explicaciones, eran de 3 generaciones. Todo estaba conectado con mi abuela. Ese fue mi crecimiento en Alabama y Georgia.  Ellos trajeron a Nathan Ackerman y Margaret Mead y quién fuera que yo necesitarme para enseñarme.

Yalom:

¿Quien son "ellos"?

Pittman:

El Departamento de Psiquiatría de Emory.  Ellos estaban empezando; ellos tenían montones de dinero y unos pocos residentes. Era maravilloso. Una experiencia fantástica. Lo único es que no me enseñaron como ser psicoanalista. En vez de eso, me convertí en terapeuta familiar. Me uní a unas personas que tenían una beca de NIMH, y fui a Denver y pasé 4 años investigando sobre salud mental comunitaria, aprendiendo como mantener a la gente de hospitales psiquiátricos haciendo terapia familiar en casa. Eso funciono bien, obtuvimos fantásticos resultados, ganamos premios – fue fabuloso. Me convertí en jefe de psiquiatría del hospital local de beneficencia de vuelta en Atlanta, y daba clases en Emory.  Hice eso durante casi 4 años y luego me pasé a la práctica privada.

 

Estábamos pasando un periodo en que asumimos que lo que hacían los terapeutas era ser neutral y asegurando a todo el mundo que cualquier chorrada que ellos quisieran hacer estaba perfectamente bien.

 

Finalmente decidí escribir un libro sobre crisis familiares. El primer paso para escribir el libro fue escribir un libro sobre la infidelidad, porque esa era la mayor crisis que me venia a la cabeza. En mi familia, la gente no era infiel. Los que lo hicieron, hablaron de ello. Los usamos como lecciones. Por tanto, yo tenía una idea bastante clara de que eso era un comportamiento anómalo. La gente estaba de acuerdo en que todos los  esquemas se le rompían y, a veces, tenia incluso mayores problemas: ellos se estaban enamorando de la persona con la que eran infieles. Como Dios sabe, ese es el camino hacia la infelicidad y la inestabilidad. Por eso escribí este libro sobre las crisis familiares, incluyendo un capitulo sobre infidelidad. El editor dijo, "No puedes escribir sobre la infidelidad; eso es un asunto moral."  Es como, "Te voy a mostrar estos fantásticos manuales sobre el matrimonio que tienen entre 400 y 800 paginas y ni mencionan la infidelidad. Tu puedes hacerlo, si te lo propones."

 

Entonces lo lleve a otro  editor. Entonces escribí “Mentiras privadas”, el que iba sobre infidelidad, que era más o menos para un publico general. Había escrito “Momentos cruciales”, el primero, el que iba sobre las crisis familiar, con la idea de que los terapeutas podrían darlo a sus pacientes.   Escribí “Mentiras privadas” con la idea que los pacientes podrían llevárselo a sus terapeutas.

Yalom:

¿Porqué?

Pittman:

Porque estábamos pasando un periodo en que asumimos que lo que hacían los terapeutas era ser neutral y asegurando a todo el mundo que cualquier chorrada que ellos quisieran hacer estaba perfectamente bien. Que ellos no tenían que pensar en el impacto de sus acciones sobre los demás.

Yalom:

Tú tiendes a hacer (en tus libros y ahora mismo) algunas generalizaciones bastante fuertes y provocativas sobre todo tipo de gente, incluyendo a los terapeutas. Creo que muchos terapeuta que lean esta entrevista van a pensar, “Oye, yo no hago eso.”

Pittman:

¡Me alegro por ellos! Si no  lo hacen, ellos deberían enviarme una tarjeta suya y yo les enviaría mi rectificación. Si están deseando asumir fuertes valores, si están deseando  usar sus experiencias como terapeutas para moldear sus propios valores, para encontrar sentido a la vida, para encontrar sentido a la condición humana y como vivirla y hacerla funcionar, entonces ellos están desarrollando su sabiduría. Y si están desarrollando sabiduría a través del desafío de las normas culturales, de las costumbres sociales, e intentando entender como unas cosas se relacionan con otras, que acciones causan cada reacción, entonces ellos van a ser sabios. Me he dado cuenta de que los terapeutas que han estado ejerciendo durante 10 o 15 años superan su miedo a herir a la gente. Y ellos comienzan a darse cuenta de que esto es un encuentro humano entre él y alguien más. Y si ellos pueden trasladar su experiencia de vida, su experiencia del tipo de dilemas, el tipo de estadios de vida por el que los pacientes estan pasando, al mismo tiempo que escuchar lo que los pacientes tienen que decir, entonces eso es un esfuerzo colaborativo para llegar a un entendimiento de vida.

Yalom:

Es maravilloso cuando eso ocurre.

Pittman:

Es maravilloso. Y si los terapeutas son honestos, en vez de ser neutrales, si son divertidos, si encuentran el humor en la condición humana, los terapeutas pueden ayudar a la gente a pasar, de la posición trágica a la que le llevan sus sentimientos, a la posición cómica de pensar que su supervivencia es crucial.

 

Es maravilloso. Y si los terapeutas son honestos, en vez de ser neutrales, si son divertidos, si encuentran el humor en la condición humana, los terapeutas pueden ayudar a la gente a pasar, de la posición trágica a la que le llevan sus sentimientos, a la posición cómica de pensar que su supervivencia es crucial. Si conseguimos que la gente cambie para protegerles del desastre al que llegaran si siguen los patrones que tienen, esto se convertirá en una celebración. La terapia tiene que ser divertida. Si no es divertida, no lo estás haciendo bien.

Yalom:

No siempre es divertido.

Pittman:

A veces la gente tiene que pasar épocas para convencerte de que se sienten mal. Cuando tu les convences de que te han convencido de que están mal, entonces tu puedes empezar a hablar sobre la vida y como tomar decisiones sobre el hecho de que ellos se encuentran mal. Que tipo de elecciones ellos pueden hacer, que tipo de opciones tienen, que tipo de cosas pueden hacer que les permitan vivir con ellos mismos a pesar de que su vida no es perfecta, de que el mundo no es perfecto, y de que ellos sienten algo que no quieren sentir.

Yalom:

Tú eres bastante crítico con los terapeutas tradicionales que no toman posiciones firmes.

Pittman:

Creo que pasamos un periodo en que este estilo pasivo y neutral era fomentado. Mi experiencia me dice que como más experiencia como terapeuta tienes, más cómodo te sientes como terapeuta, menos neutral eres. Hacen este encuentro humano entre más o menos iguales, o al menos iguales en el sentido de que todos son mortales y todos son idiotas y ninguno de ellos es del todo lo que querría ser.

Yalom:

¿Cuántos años de experiencia tienes como terapeuta?

Pittman:

Cuarenta años. Yo empecé mi práctica como residente en psiquiatría hace 40 años.

Yalom:

Hace unos minutos has dicho que necesitas entre 10 y 15 años de terapeuta para no estar asustado.

Pittman:

Necesitas entre 10-15 años para alcanzar el punto en que no piensas en gente en términos de su patología. Y dejas de ser protector, intentando evitar que vivan sus vidas.

Yalom:

Ellos van a conducir sus vidas de todos modos.

Pittman:

Ir al rescate no es terapeutico. Lo es el encuentro humano. Lo es la exploración de películas y de novelas y el transcurso de la vida. Eso es lo enriquecedor.

Yalom:

Pero tienes que encontrar su lenguaje. Quizás a ti te encantan las películas; quizás es un medio fantástico para ti, y te encantará enviar a tus clientes a ver una película, pero quizás ellos necesitan algo diferente.  

Pittman:

Tengo clientes que me traen música rap que expresa lo que sienten. Y la opera, con todos esos personajes sintiendo cosas de manera tan desesperada, está llena de malos ejemplos de manejo de crisis. Me encanta.

Yalom:

Entonces, ¿Te pones el CD de rap en tu consulta y lo escuchas?

Pittman:

He escuchado un montón de mala música que sonaba como ruido de fábricas, ero que me decía que sentían—y que eso era como un filtro de la realidad a través de su cerebro. Pero en mi consulta normalmente escucho Mozart o Haydn o Beethoven.  Mantiene a mi cerebro organizado, me hace estar en paz. 

Yalom:

Entonces, yo estoy en la categoría de 10-15 años. Usted está en la categoría de 40 años. ¿Qué querría decir a gente como a mi y a mis colegas sobre lo que usted ha aprendido?

Pittman:

Lea novelas, vea películas, y normalice lo que vea en su consulta. Considérelo parte de la condición humana. Convierta las crisis en fases del desarrollo.

Yalom:

Usted habló sobre la vieja generación de hombres:  ustedes tuvieron que encajar en ciertos roles.

Pittman:

No se si yo tuve que hacerlo. Tuve la oportunidad de hacerlo.

Yalom:

Pero no había muchas posibilidades en ese sentido.

Pittman:

No.

Yalom:

Ahora vivimos en un mundo distinto. Y estás diciendo, "Esas obligaciones tienen un gran valor. Esas expectativas de que crecerás y serás un hombre, y una mujer, y aceptarás la responsabilidad."

Pittman:

Lo bueno es que ahora es posible. Porque en gran parte hemos abolido el género. El género ya no es determinante. Esto ayuda enormemente.

Yalom:

Pienso que también tenemos una oportunidad aun mayor para hacer esto: que nosotros podamos ser hombres y mujeres y aún tener una definición mucho más llena, más amplia de que son la masculinidad o la feminidad.

Pittman:

La vida es divertida, la terapia es divertida. Solo si no te sientes una victima.

 

Lo que la gente no entiende— y esta es la razón de que siga hablando sobre ello—es que serán mucho más felices si aceptan las responsabilidades de sus relaciones.  Si aceptan la responsabilidad de ser padres, de casarse, de sus empleos o sus responsabilidades sociales— recoger la basura de la carretera o sea lo que sea. Si ellos ven que son unos privilegiados por vivir con esa gente que está deseando presentarse con ellos, son unos privilegiados por vivir en esta sociedad, en este planeta y que ellos deben algo a cambio, ellos acabaran sintiéndose muy bien con ellos mismos.

Yalom:

Eso parece un buen punto donde pararse.

Pittman:

Es divertido. La vida es divertida, la terapia es divertida. Solo si no te sientes una victima.

 

 

 

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